I wrote the following piece as a historical-philosophical understanding. As history repeats itself, many of the descriptions have happened many a times…
Era una época de armonía entre los hombres, donde se creía que existía la felicidad eterna. La pena solamente era un sentimiento del pasado lejano que se llego a sentir cuando el hombre blanco, de costumbres salvajes, alcanzo tocar nuestras tierras, y una plaga de desavenencias se sintió. Estos eran los tiempos oscuros de nuestro pueblo, una civilización dedicada a la expansión, pero que por mucho tiempo se caracterizo por la dominación y la extorsión de todo lo que se habia creado. Me acuerdo de la sucesión de los eventos ocurrido.
Aquella tarde me encontraba sentada en la orilla de la playa, contemplando la belleza oceánica exaltada por el bailar de los delfines. La organización coreográfica de los delfines exaltaron un arco iris de luz al emergerse estos lucientes animales. Era mi costumbre venir todas las tardes a instruirme sobre la tierra que me daba frutos para nutrirme, aire para respirar, u otros elementos fundamentales para la sobrevivíencía de nuestro cuerpo y espíritu. Los de mi tribu se encontraban envueltos en sus tareas del día. Común era ver a los niños trabajando junto a los respetados abuelos. Algunos contaban historias, en formación circular, condensadas con los temas de la ética y el moral. Otros se involucraban en labores físicas, compuestas de la construcción o la cosecha. Estas actividades permitían el desarrollo mental, por el uso de de la imaginación e conexiones de ideas, y físico, con el ejercicio de los músculos u otras partes del cuerpo. La combinación de estos componentes en la progresión permitía una elevación de entendimiento que les abría un nuevo vínculo a la realización del conocimiento.
Muy lejanos habíamos oído hablar de una gente de un color transluciente, originando en el área fría del norte de la tierra, donde no existía el uso del agua higiénica y en el cual el sol no radiaba potentemente como la hacia en nuestra nación. Su alrededor ambiental era como un mar blanco el cual se extendía a lo largo de un territorio plano donde se respiraba un aire frió que al llegar a los pulmones se sentía como si mas de miles de alfileres penetraban el interior del cuerpo. El caminar por largo tiempo en esta región era firmar su muerte. La soledad era la común compañero del humano en este territorio, donde no existían eventos comunales y no se podía identificar una estructura gubernamental. Esta población vivía de la caza de animales que rondaban en los alrededores, no comían vegetales, su lengua era muy primitiva, al no haber decretado una gramática de escritura y lengua extensa.
Estos seres translucientes un día aparecieron en nuestro pueblo, con unos instrumentos que cargaban en sus manos y que usaban para quitarnos nuestra existencia carnal. Los sabios y líderes de nuestra civilización fueron los primeros en morir. Luego, nos robaron nuestros ornamentos, perfumes, u otros objetos sagrados. No sabíamos que buscaban esta gente y porque habían viajado desde tan lejos. Al pasar el tiempo, muchos otros territorios fueron tomado a posesión. Las bibliotecas inmensas, a las que yo había contribuido sobre el tópico de la naturaleza, habían sido tomadas por ellos. Todos nuestros secretos de la vida ética y moral, la naturaleza, la inmortalidad, u otros tópicos más habían sido documentados y puestos en nuestro sagrado archivo. Documentaciones, quienes los Maestros de nuestra sociedad solamente les enseñaban a una selección de nuestros miembros, desaparecieron. Aquella gente desastrosa, que se reunieron en números masivos, se apoderaron de nuestros secretos y se lo llevaron con ellos.
El cautiverio permaneció muchos años. El tiempo era un fragmento que se alargaba sin fin. Parecía como si estuviéramos en un constante día donde el anochecer no llegaba. La miseria guiada por la pena fue la condición que caracterizaba nuestras existencias al saber que nuestro reluciente imperio de igualdad y ética moral exacta ahora se encontraba entre las grises e húmedas tinieblas. La ocupación nos llevo a odiarnos unos con otros. Los animales desaparecían, los árboles y flores se secaban, y nosotros vivíamos contorno al lodo de las cuevas más frías y oscuras donde ni el más fuerte de los rayos del sol buscaba entrada. Todas nuestras creaciones habían sido usurpadas. Sin embargo, sabíamos que nuestros inventos no serian adaptados e usados a la perfección. También, nos alegraba que nuestros cuerpos tuvieran la capacidad de regenerarse gracias a la bioquímica. Conteníamos los elementos del universo, el que nos ayudaba a vivir en armonía con nuestra tierra, y el que proveía una conexión a la realidad de los cosmos. Éramos los creadores del universo y de todo lo que se definía con la vida.
Tantos años de aislamiento con nuestra realidad nos olvidamos de lo fundamental: que podíamos recuperar nuestras tierras y trabajar en construir una sociedad donde ningún pensamiento negativo se llegara a manifestar a un extremo real. Y así paso. Pudimos recuperar nuestro modo de vivir, la armonía con la tierra se concreto y todo regreso a su normalidad. Aquellos seres dejaron de existir cuando tomamos control físico y espiritual de nuestra realidad. Todo lo construido e usurpado retorno a nuestras manos.
Así fue como el ciclo de vida universal tomo su ruta natural...
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